Por la carretera de la Robla, se pasa el pueblo de Villamanin, y a proximadamente a 3 km nos encontramos con un desvio que nos indica hacia la derecha, Millaró, que nos llevaran por una carretera estrecha y de montaña a nuestro destino. Pueblo que encontramos un poco inhospito y con la huella de ser demasiado frio. Al bajar miras alrededor y ves un pueblo rodeado de montañas por tadas las partes, casi pegando a él, está el alto de los Currilines 1.942 m.
El día no acompaña nada y nuestras ganas de salir nos obligan a estirar un poco las piernas por esta vertiente desconocida para ambos.
Empezamos a subir nada más ponernos las mochilas. El pueblo de Millaró es fiel reflejo de lo que nos esperaba más arriba. Nos dirigimos hacia la collada Carrozal donde encontramos una pequeña majada a nuestra izquierda. Con sigilo pasamos para no despertar algun maldito can que pudiera estar acechando nuevas visitas.
Seguimos por la pista y continuamos hasta lo que es la base del pico, el cual no se deja ver porque la niebla esta hechada justamente en su cumbre y mostraba su clara intención de seguir bajando. A medida que nosotros subiamos, ella bajaba y además el viento cada vez era más fuerte, llegando incluso en momentos a tirarnos y obligarnos a ir en cuclillas por lo que a escasos 20 m de la cumbre decidimos darnos las vuelta porque las condiciones eran bastante malas y no tendriamos posibilidad en la cima de ver absolutamente nada.
Detalle de ruta realizada
Para más colmo a medida que empezamos a bajar, la lluvia, mostro su cara y hasta el coche nos siguió.
Volveremos...
