14 de diciembre de 2003

Pico Polvoreda - El Annapurna leonés.

Esta es una de las ascensiones que recuerdo con más cariño , fué la primera ascensión que el grupo realizó al pico Polvoreda 1.998 m. Sin saberlo, ésta cumbre se convertirá en una de nuestras más fieles compañeras. 




Sobre todo para mi, es la cumbre con la que más me identifico, quizás por ser la más cercana, y en la que más ascensiones he realizado. Pero me gustaria añadir que reconozco que existe algún tipo de atracción que hace que todos los años, al menos un par de veces, suba a su cumbre, a sentarme en ella y disfrutar de sus vistas, simplemente para no pensar en nada o bien para que me traiga pensamientos tranquilizadores.




En esta primera ascensión, Chema, Raúl y yo salimos del pueblo de Villalfeide, en dirección al Valle de la Marrionda, junto al depósito de agua que existe a pie de carretera, cercano a lo que se conoce en estos parajes como la Raya, bifurcación natural que divide los terrenos de ambos pueblos (Villalfeide y Correcillas).

 
Al fondo el pueblo de Villalfeide


Chema y Javi, al fondo el pueblo de Villalfeide




Al principio la ascensión discurre por un sendero bien marcado pero muy estrecho que en ocasiones se hace incómodo por la cantidad de roble que existe en la zona. 

 
Raúl y yo, tapando el pueblo de Villalfeide.
 




Conviene en esta fase relajarse e ir suave ya que el desnivel es pronunciado y no es bueno al principio desfondarse. 

 
Raúl desafiando al miedo a las alturas.

 
Creo que por ahí no se puede bajar...

  
Primeras rampas de ascensión a la Peña.


Pronto, los robles dejarán paso a una campa, zona más abierta que se agradece su progresión, ya nos encontramos a pie de la falda de la peña.


 
Los tres bravos de la jornada.


A partir de aquí la ascensión por roca se hace un poco incómoda, ya que la niebla está muy baja y húmeda, haciendo que la caliza se convierta muy resbaladiza. Es en este pico y en este momento cuando aprendo una lección que nunca olvidaré. La gestión y administración de la ropa en la montaña es muy importante. Fisicamente me encontraba genial, las piernas funcionaban al 100% pero mi mala gestión en cuanto a las capas de abrigo hizo que mi cuerpo sudara demasiado, al tiempo que ascendía y provocó en mi una reacción de un pajarón impresionante. 

 
Pico Polvoreda desde el collado Bucioso.

 Gracias a la ayuda de Chema que me explicó lo que me estaba pasando, pude reaccionar y antes de la cinta cimera logre sentirme mejor y poder ascender hasta la cumbre pero el desgaste ya estaba realizado y llegue con las fuerzas justas. Lo cual provocó en mi un desasosiego y malestar que junto con la niebla no pude disfrutar del momento placentero que nos regala su cumbre.


 
Varias perspectivas del Pico Polvoreda, desde Bucioso.







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