31 de diciembre de 2003

Pico Bucioso


Este último día del año, decidimos despedirlo de la mejor manera posible, al aire libre y disfrutando de un día precioso. Nos hemos venido al pueblo de Valdorria para oxigenar y purificar nuestros pulmones después de estos días de excesos.... y los que nos quedan.





En estos valles nos complace mucho cualquier caminata, ya que son dominios 'controlados' y en los cuales nos sentimos muy a gusto.




 Vistas del collado Bucioso

Un día claro y despejado nos permite divisar buenas panorámicas en cuanto cogemos un poco de altura




 Santi y al fondo Peña Valdorria

Poca nieve es la que a estas alturas nos muestra Peña Valdorria.




 Peña Valdorria y el pueblo que lleva su nombre.


Peña Valdorria y el pueblo, bonita estampa



 Desde el collado Bucioso se puede observar el pico Polvoreda

Otra de la bonitas cumbres y cercanas que exiten por estos parajes.


 Chema disfrutando de la belleza del valle de Bucioso

Decidimos seguir la pista de las huellas de un jabalí y como un sherpa enseñado y acostumbrado a esta zona nos llevarán hasta nuestro destino de hoy que es el Collado Bucioso y bajar en busca de Santi que se nos ha quedado rezagado y ha bajado al valle.



 Chema preparándose para la acción


21 de diciembre de 2003

Estorbin de Valverde

Ascensión al Estorbin de Valverde desde el pueblo de Tonín de Arbás. Una mañana fría y poco atractiva para la actividad, nos empuja igualmente a realizar lo que más nos gusta, andar y disfrutar de la montaña.


Es la primera vez que la mayoria del grupo realizamos ésta ascensión, por el valle del cuadro, una travesía larga pero llena de encanto, a pesar de la poca visibilidad que tenemos hoy.


En esta zona, el mal tiempo y la nieve suele hacer acto de presencia al estar tan cerca del Puerto Pajares, en época de invierno, suele ser muy fría y venteada.


Últimas rampas que nos llevan a la cumbre del Estorbin 2.115 m


 En la cumbre, Chema, Dani, Javi y Raúl

La poca visibilidad hace que no disfrutemos de las vistas ni de la cumbre, aunque si se deja ver escasamente la gran pendiente y sobretodo la caída norte que tiene desde aquí. Pronto inicimos la bajada para poder degustar las buenas viandas que tenemos.



 Momento picadillo, que buenos Potro...

 
... para chuparse los dedos, faltaron unos 
huevos fritos, para rematar.

14 de diciembre de 2003

Pico Polvoreda - El Annapurna leonés.

Esta es una de las ascensiones que recuerdo con más cariño , fué la primera ascensión que el grupo realizó al pico Polvoreda 1.998 m. Sin saberlo, ésta cumbre se convertirá en una de nuestras más fieles compañeras. 




Sobre todo para mi, es la cumbre con la que más me identifico, quizás por ser la más cercana, y en la que más ascensiones he realizado. Pero me gustaria añadir que reconozco que existe algún tipo de atracción que hace que todos los años, al menos un par de veces, suba a su cumbre, a sentarme en ella y disfrutar de sus vistas, simplemente para no pensar en nada o bien para que me traiga pensamientos tranquilizadores.




En esta primera ascensión, Chema, Raúl y yo salimos del pueblo de Villalfeide, en dirección al Valle de la Marrionda, junto al depósito de agua que existe a pie de carretera, cercano a lo que se conoce en estos parajes como la Raya, bifurcación natural que divide los terrenos de ambos pueblos (Villalfeide y Correcillas).

 
Al fondo el pueblo de Villalfeide


Chema y Javi, al fondo el pueblo de Villalfeide




Al principio la ascensión discurre por un sendero bien marcado pero muy estrecho que en ocasiones se hace incómodo por la cantidad de roble que existe en la zona. 

 
Raúl y yo, tapando el pueblo de Villalfeide.
 




Conviene en esta fase relajarse e ir suave ya que el desnivel es pronunciado y no es bueno al principio desfondarse. 

 
Raúl desafiando al miedo a las alturas.

 
Creo que por ahí no se puede bajar...

  
Primeras rampas de ascensión a la Peña.


Pronto, los robles dejarán paso a una campa, zona más abierta que se agradece su progresión, ya nos encontramos a pie de la falda de la peña.


 
Los tres bravos de la jornada.


A partir de aquí la ascensión por roca se hace un poco incómoda, ya que la niebla está muy baja y húmeda, haciendo que la caliza se convierta muy resbaladiza. Es en este pico y en este momento cuando aprendo una lección que nunca olvidaré. La gestión y administración de la ropa en la montaña es muy importante. Fisicamente me encontraba genial, las piernas funcionaban al 100% pero mi mala gestión en cuanto a las capas de abrigo hizo que mi cuerpo sudara demasiado, al tiempo que ascendía y provocó en mi una reacción de un pajarón impresionante. 

 
Pico Polvoreda desde el collado Bucioso.

 Gracias a la ayuda de Chema que me explicó lo que me estaba pasando, pude reaccionar y antes de la cinta cimera logre sentirme mejor y poder ascender hasta la cumbre pero el desgaste ya estaba realizado y llegue con las fuerzas justas. Lo cual provocó en mi un desasosiego y malestar que junto con la niebla no pude disfrutar del momento placentero que nos regala su cumbre.


 
Varias perspectivas del Pico Polvoreda, desde Bucioso.